EDAD

JOVEN

 

El Vino "Joven" también conocido como

Vino "Cosechero", no ha pasado ningún

tiempo en la barrica.

JOVEN CON CRIANZA

 

El Vino “Joven con Crianza" es aquel que

sin haber pasado un año en barrica,si

que tiene algún tiempo de envejecimiento.

 

CRIANZA

 

El Vino de Crianza se comercializa en su

tercer año de vida, después de pasar al

menos un año en barrica.

RESERVA

 

El Vino “Reserva” ha sido sometido al menos

a tres años de envejecimiento, aunque el

periodo mínimo en barrica tiene que ser

de un año.

 

 

GRAN RESERVA

 

El Vino "Gran Reserva" se suele etiquetar

después de permanecer como mínimo dos

años en barrica y tres en botella.

 


 

LA EDAD DEL VINO

 

Los Vinos se comportan como los seres vivos; nacen, se desarrollan, llegan a la plenitud y acaban muriendo. La longevidad de un vino depende de sus aptitudes iniciales y de las condiciones en que se conserve. Lo de “cuanto más viejo, mejor” no es cierto. Muchos no mejoran con el transcurso del tiempo, ni siquiera bien conservados. En cambio otros, gracias a su estructura, añada y origen, se engrandecen

Los vinos se dividen en vinos jóvenes, que son los que se embotellan después de la fermentación alcohólica, y los vinos con crianza, que son los que pasan un tiempo en barricas de roble. Tanto los jóvenes como los vinos con crianza pueden ser blancos, rosados y tintos, aunque es más normal que los de crianza sean los tintos.

El tiempo de permanencia de un vino tanto en barrica como en botella, determina que sea Crianza, Reserva o Gran Reserva. El tiempo establecido puede variar según los Consejos Reguladores de las diferentes Denominaciones de Origen.

La crianza en barrica aportará sabores y olores al vino, según el tipo de roble (normalmente francés y americano), según el nivel de tostado que se le haya dado a la madera y según la edad de la barrica. En ellas se sucederán una serie de procesos físico–químicos que irán "envejeciendo" el vino, estabilizando su color y enriqueciendo sus aromas.

Cada vez más bodegas renuncian a etiquetar los vinos como jóvenes, crianzas o reservas porque dan prioridad a los tiempos que necesita el vino y no a los tiempos que marcan las leyes.

 

 

 

 

Joven : También conocido como vino cosechero, no ha pasado ningún tiempo en la barrica o no el suficiente para ser considerado “crianza”. Se comercializa en su primer o segundo año de vida, no es necesario almacenarlo mucho tiempo y, en general, se caracteriza por mantener sus propiedades durante unos dos años como máximo.

Crianza: Se comercializa en su tercer año de vida, después de pasar al menos un año en barrica, en el caso de los tintos. El resto del tiempo envejece en botella antes de ser etiquetado. Estos vinos pueden aguantar de cinco a diez años de vida, en función de las condiciones de almacenaje.

Reserva: El vino “Reserva” ha sido sometido al menos a tres años completos de envejecimiento, aunque el periodo mínimo de permanencia en barrica coincide con el de crianza: un año.

Gran reserva: A esta categoría solo llegan las cosechas excepcionales, se caracteriza porque para su elaboración es necesaria uva de gran calidad. Se suelen etiquetar después de permanecer como mínimo dos años en barrica y tres en botella. Es decir, el vino gran reserva necesita envejecer al menos cinco años. 

Los vinos que llevan más de uno o dos años embotellados agradecen un poco de oxigeno antes de su degustación, por lo que es conveniente abrirlos al menos media hora antes de su consumo. Y si llevan más tiempo sometidos al proceso de envejecimiento, es recomendable ponerlos en un decantador para favorecer a su aireación.

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